La ceremonia se verificó en casa de la novia y a presencia de los convidados, tirando por lo alto un puchero y diciendo los novios al caer dicha vasija al suelo: «Cuando se unan los pedazos nos hemos de separar». Se celebró la fiesta con sardinas y vino, y terminó el espectáculo con bailes y canto"
Fuente: La Época (Madrid. 1849). 1/12/1887, n.º 12.698, página 2
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