miércoles, 18 de diciembre de 2013

Tejares en la Prensa Histórica: El Siglo Futuro, 1904


"Las señoras salmantinas deseaban vivamente ir en peregrinación a venerar a la Virgen de la Salud, en la próxima villa de Tejares, como lo habían hecho antes los hombres) designado el pasado día 23 para llevar a cabo la peregrinación de señoras, hubo de suspenderse a causa de la lluvia, aplazándola para el día de ayer, en que sucedió lo que dejo consignado en el párrafo anterior.

No siendo posible celebrar los solemnes cultos en la iglesia, porque es poco capaz, se improvisó en las eras inmediatas un altar y un púlpito, y allí fueron las piadosas señoras salmantinas a dar público testimonio de su fe y de su amor a María Inmaculada.

No es cosa que maraville el hecho de acudir más de mil señoras a un peregrinación: algunos descontentadizos querían quitar importancia a esta peregrínación hermosísima, porque decían no había ido mucha gente.

Pero si se tiene en cuenta lo avanzado de la estación, y que el aplazamiento ya enfrió algo los ánimos, no es de extrañar que muchas personas, sobre todo al ver que el sábado estuvo casi todo el día lloviendo, se dieran a pensar que si se mojaban podrían resfriarse, y si estaban de rodillas en el campo podrían coger algún mal. Esto no obstante, el espectáculo resultó grandioso; más de mil señoras, muchas, muchísimas de la aristocracia salmantina, sin temor a la lluvia, ni al frío, y sin fijarse en que tendrían que estar de rodillas, no sobre blandas alfombras, sino sobre la hierba húmeda o sobre la tierra mojada, salieron de la iglesia de los Jesuítas al amanecer, y cantando el Rosario fueron a ponerse a los pies de Nuestra Señora de la Salud, en la villa de Tejares.

La Virgen Santísima salió a recibirlas a su llegada a Tejares, y no es posible expresar el gozo y el entusiasmo que esto produjo. El sacrificio que acababan de hacer, y cien veces mayor, lo hubieran repetido las señoras salmantinas, por tener la dicha de ser recibidas por Nuestra Señora de la Salud. Ya sentirán las que se acobardaron no haber disfrutado de las emociones de acto tan tierno.

Colocada la Virgen al lado del altar dio principio la Misa de Comunión; acto religioso que quedó grabado para siempre en los corazones de los circunstantes. Sin luces apenas, sin armonio y sin nada, la Misa de Comunión resultó solemnísima.

En la Misa mayor predicó el reverendo Padre Salustiano Carrera, rector de este Seminario, y alabando el esfuerzo hecho por las señoras salmantinas, animó que en conmemoración de acto tan sublime se colocaría una lápida de mármol en la iglesia de los Padres. El sermón, como del P. Carrera, fue magistral, y se oyó con religioso silencio, no sólo de los peregrinos, sino de otros muchos qne se consideraban fuera del radio, y que al ver que con tanta claridad se oía, concluían por descubrirse y poner toda su atención en el predicador. Yo estuve un gran rato en la carretera, a más de medio kilómetro, y le oía perfectamente.

A las doce hacían su entrada de regreso, y las señoras venían, no entusiasmadas, sino electrizadas, pues si ya de Tejares salieron llenas de gozo, en el Arrabal llegó al colmo con la salida de aquella imagen bendita de la Madre de Dios. Cantaron la Salve y dieron vivas sin cuento, y no había que preguntar si habían quedado satisfechas, porque todas salían con la alegría retratada en sus semblantes.¡Bien, muy bien por las señoras salmantinas! ¡Bien, muy bien por las damas, que tanto realizaron la peregrinación! ¡Bien, muy bien por los Padres Jesuítas
!".

Fuente: El Siglo futuro. 3/11/1904, n.º 8.964, página 2 (fragmento)